Si una construcción resulta imponente, entonces el trabajo está bien hecho, era una de las consignas medievales para que los templos fuesen esos espacios donde Dios tienen cabida, donde la divinidad se encapsula en un lugar. El templo de San Marcos (1765) no es la excepción y en los rayos que atraviesan los portones se ensalza la presencia de lo eterno, concretando la misión de una construcción en cruz latina y bajo el ornamento del barroco.
Frente a la iglesia se ubica el famoso Jardín de San Marcos, el corazón de la feria celebrada en abril de cada año, su encuadre es una balaustra neoclásica donde habitan las esculturas de Pedro Cajero, quienes de pronto comenzaron a tomar movimiento, para así trasnportarnos a los inicios de la feria más grande de Latinoamerica, originada en las peleas de gallos, las corridas de toros y los juegos de azar.